sábado, 27 de marzo de 2010

POR EL INTERNET




no deseo que me escuches por telefono
por que cada vez que te llamo me cortas
la conversacion
y el aliento
no deseo que lo leas en una carta
enviada por el correo convencional
por que ya ni me acuerdo tu direccion
[y sabes una cosa? te confieso que nunca
la aprendi
por que no la necesitaba y mi pies
caminaban solos desde mi corazon
hasta tu puerta]
deseo que lo leas con letras negras
y que un dia distraidamente
te tropieces con ellas navegando por el internet,
solo tres palabras
“ te seguire amando”
[no me interesa lo que sucedio o sucedera]
asi me digas mil veces que no
cuatro mil, un millon y me digas
que nunca, jamas, no, ningun, nulo, nada,
nequaquam, que me olvidaras,
y mi terapeuta me repita tambien un millon de veces
que lo nuestro es una antinomia, una contradiccion,
incomptatibilidad, antitesis, una necedad,
un contrasentido, incoherencia, sinrazon,
insensatez, ilogia, desacuerdo a la razon,
una atrocidad, barbarie, algo cruento, un sadismo,
un masoquismo, una crudeza, impiedad, maldad,
disconformidad, inconsistencia, discrepancia, despropocito,
estupidez, necedad, desacierto, barbaridad,
desatino, inconsecuencia,
aunque mi almohada y la funda de mi almohada
me aconsejen de madrugada
que te olvide para siempre
que escriba tu nombre en un papel
y lo deje en el refrigerador junto a las carnes rojas
me aconsejan que te abandone, deje, relegue,
arrincone, cancele de mi lista de telefonos
que te trascorde, extravie, pierda, desprecie,
omita, inconsidere, niegue,
postergue para despues del 2012 por la tarde,
que te borre para siempre, entierre, soterre, relegue,
cancele, extravie e ignore
yo seguire amandote
por que como dijo cierta vez ricardo
mi corazon es un lobo que nunca intentare

domesticar

sábado, 13 de febrero de 2010

el laberinto


el laberinto
************************
mientras gotea el sol sus horas
de hastio
mientras las letras reposan
como las golondrinas
a la sombra del silencio
y mientras el silencio se clava
como dos clavos en ambas manos
yo deseo sentir que existo
y corro inmediantamente
a escribir este antipoema
________________________
*********************************


domingo, 1 de noviembre de 2009

antipoema ella

1.- ella
rige su vida mediante un extraño almanaque
extraño como sus ojos,

como sus labios de fines de semana.
ella se rige por un extraño horario
celebra la navidad un día después

de la fecha
y recibe su regalo por correo.
ella celebra el nuevo año un día antes

de la fecha
y se acuesta sola el 31 de diciembre

sola
a las 10.30 después de ver el noticiero.

en san Valentín recibe a veces el saludo

por teléfono
y otras en el breve encuentro de la esquina
con flores, chocolates y un beso
que lo hace durar en sus labios
hasta el otro año por la tarde .

el cumpleaños de el no lo celebran juntos lo celebran un día después o dos
y es que a ella no le interesa la fecha, el horario, la semana,
las excusas, los argumentos,
ella suele guardar su disimuladamente su regalo

en su cartera cada ano
esperando
la próxima cita, el siguiente paseo de la tarde
y es que, cuando esta con el, la oscuridad no tiene los ojos abiertos
de sus parpados caen tibios sueños y palabras que nunca dice

que se calla como carta nunca enviada.

ella camina de la mano del misterio
cuando esta con el

absorbe la colonia de su pecho sin saciarse.

el día especial es el cumpleaños de ella
ese dia los relojes se oxidan de alegría
y cualquier día de semana se convierte en domingo

por que ella se rige por un extraño almanaque
cuando juntan sus labios y se toman de la mano
cuando el llega a sus cita mágica en la oscuridad
de la tarde
y entonces el nombre con que el, la nombra,
es el nombre mas dulce de la tierra.
rv






martes, 27 de octubre de 2009

antipoema "era el tiempo en que estaban las calles mojadas"



2.- era el tiempo en que estaban las calles mojadas

Y nosotros corríamos entre la arena
y tu llevabas un olor a sal y ojeras
y nuestros nombres escritos en la mano izquierda
y de pronto un vacío estricto
un silencio con su negra bocaza

nuestras largas caminatas en la playa
quedaron enterradas en el fondo de las cavernas
mi voz tronando entre la arena
como cuando te miraba envenenado desde el fondo de las cosas
el puerto del Callao fue un huevo inmenso suspendido entre las pinzas

de un cangrejo
todo lo demás había caído sobre nuestros sueños hoscos
y yo desprevenido no tuve mas que aceptar tu rostro lejano
abrazar tu lejano corazón de vino y desde entonces
el licor de este vaso tiene tus ojos recientes
envano te tengo ahora y ya no estas conmigo
por que cuando a uno le duele algo las pisadas suenan como alguien
que troza leña y luego se asfixia el aire/se ahoga el agua se exprime en el aire unos ojos

dorados y antiguos
emerge en el viento un suspiro herido de viento como una mano de arena

sobre los ojos
le sigue un rostro tierno como una cicatriz de azufre
que quema gotea caliente/se endurece/permanece solitario
como una sombra en los labios murmurando un nombre sin sonido que se alza

como un puño desafiante al olvido/de pronto/sin ruido se cuartea
un pedazo
de sangre seca a pedazos que corta/raya/golpea la memoria
como un madero una pena antigua surge en la noche una queja ojerosa y seca como un corcho como un corcho surge emerge
como una lengua nocturna como un amor clandestino/como un puño/ igual da igual da
no viene al caso ahora no viene al caso
que deba ya decirte ya nada pero nada por que estoy pudriéndome de amor y algas

frente a estas islas estas rocas verdes oliendo a mar entre arañas marinas y niebla
solo-solo.
rv..
3.- informe acerca de un tambor de cuero y una manzana destrozada

luego de haber permanecido cerca de un año en el norte
donde viví en una jungla de imprecaciones, clavos y gritos, regreso
a esta ciudad a desenterrar mis plumas y siento que el corazón se me hace un remolino
caminando hacia el hotel me percato que a veces no reconozco calles ni paredes
a estas alturas de la tarde en la ciudad del cuzco, cinco y cuarenta
extraviado entre la soledad y un par de cervezas
solo deseo retener entre mis dedos algunas mentiras algunas verdades
y uno que otro momento mágico que juntos agitamos bajo el cielo
cuando creíamos que la arena de las playas
eran estrellas marinas disueltas por el agua
son las 6.15 de la tarde
sentado frente a la plaza de armas a la izquierda la catedral y al frente
el municipio y estos trozos de recuerdo rojo-sombra que tienen el sabor de tu boca
después de un beso
y es que emerges en cada momento del día abrazada a mi horizontal a mi
sin saber que hacer sin saber donde ir/ escondiendo en mi pecho
clavos oxidados y secretos
me siento como caído dentro de mi mismo, como un árbol que crece para abajo
eres una manzana destrozada simplemente roja y destrozada
soy el que ha regresado a esta ciudad con mi cara barbada tal vez para herirnos
somos los responsables de esa carrera de saurios subterráneos
somos dos pedazos de suspiros amarrados con promesas secretas
son las 6.30
lentamente la tarde ha caído sobre la milenaria ciudad del cuzco como un búho
y un frío pegajoso disuelve mis cabellos e intenta enfriarme el corazón
a esta hora entonces
no deseo comprender ya nada que no sea este incendio que hacer caer el cielo a pedazos
tum tum toc, tum tum toc, escucha este tambor de cuero templado entre las piedras
y el viento irreverente de macchupichu
oh, cucaracha de arena, ojo de sangre sobre mi piel, araña amanecida,
dime si aun deseas ver estos ojos sobresaltados, esta boca
por donde se han ido desbarrancando caballos y caballos desesperados
no contestes, quédate silenciosa escucha este alarido
te amo
te amo como un cretino recién egresado de la universidad.
rv.

4.- antipoema dentro de una botella


aquí tu recuerdo estuvo reventándome las venas toda la noche
Y en las cosas que mi mano tocaba veía nacer una libélula verde
que tenia tus ojos
esta es la fecha día hora el amante que se enredo en tus escamas
el que premeditadamente humedeció nuestros nombres con su sangre
tu no llegabas a explicarte el orden diferente que iban adoptando nuestras palabras
lavabas tu inocencia en el lavatorio de los hoteles
las tardes eran jirafas en llamas que recorrían nuestros cuerpos
hasta que un dios azul se sentó en tu vientre
vomitaste un poema increíble
y todo giro y giro en la habitación hasta romperse en mi boca
después no puede ya verte no quise ya verte
presiento ahora que una carta pudo haber salvado la situación una llamad telefónica
por que aun quedaba mucha sangre para cubrir la intimidad de nuestros cuerpos
como aquella temporada de las caminatas por la playa de la punta
que aun no terminan de evaporarse de los charcos de la av. grau
tu guardabas un libro de marx en tu mochila
la lluvia cabalgaba impenitente en nuestros ojos
y yo me empeñaba en encontrar un parecido entre tu risa y el verano del 72
y ahora que recorro nuevamente estas calles que cruzo estas pistas
con dirección a la casa de Juan junto al muelle
con y tus huesos haría una quena para llamar tu nombre
pero no, a esta altura de esta tarde de agosto
solo necesito beberte el corazón.
rv.

5.-descuelga aranas moradas entre tus libros



y por favor quema palo santo en los rincones
construye un sueño con palmeras y humo de cigarro
echa a volar golondrinas de sangre sobre tu vientre
murmullos de leyendas/recortes de miradas
no me contradigas mujer
descubre mariposas anaranjadas entre tus cabellos
alquila tus zapatos preferidos
engaña al comerciante
revisa tu libreta de teléfonos y llama urgentemente
a los suicidas
reparte volantes socialistas
en los suburbios/toca un tambor/silva
haz lo que te digo mujer
levántate y desaparece frente al espejo de la medianoche
compra estampillas/construye niños de paja con ojos de almendra
viola tumbas/niega mi nombre frente al mar cada martes a las 5
agítate en el aire hasta romperte /tócate la frente/fuma
distribuye fruta seca entre las ardillas y los acólitos
arráncale disimuladamente golondrinas al viento y guárdalas
bajo la almohada
cierra los cuadernos a la niebla /siembra de arroz tu cama
mírame los viernes con ojos de pescado y nunca me digas hasta siempre
quiebra tus lagrimas sobre las uvas de la tarde
y por favor mujer escucha lo que te digo nunca escuches el grito del quilliccha
arroja los milagros en las alcantarillas
recoge caracoles rotos/botellas de agua salada
enrolla la sombra de los gatos y colócala junto a la chimenea
junta huesos de gaviota donde este escrita la fecha de nuestra muerte
escucha mujer hazme caso remiéndate el sexo/suda
para no darnos cuenta de lo que estamos cometiendo
aloer aloer.
vr.

6.- un punado de tierra para Monica


[“…falleció escolar en el Callao como consecuencia de unatuberculosis agresiva, las autoridades de educacion y de
salud se han puesto alerta….”
[Diario El Comercio, agosto, 1960]

Había yo recién llegado a la pubertad
e ingresaba al segundo de secundari
en el colegio san Antonio
el mar perfumaba el puerto del callao y l
o envolvía como un papel de celofán
mi hermano raúl libraba su propia batalla
y yo la mía
entre noches de insomnio, clavos oxidados y
caminatas a la noche
en aquellos días en que aun las estrellas
no duelen y el amor
todavía es un pedazo de humo congelado
en la mano

yo ya estaba en plena pubertad
y el arbolito de la puerta de mi casa se había convertido
en el paradero obligado de los perros del barrio y sus alrededores
había fumado mi primero segundo y hasta tercer cigarrillo
y descubierto entre las estrellas remotas de mi pecho
a mi propio enemigo.
sentía que me estaba rebelando contra el cielo
y contra el infierno
sueño indivisible/linterna solitaria/mirada húmeda /sandalia de cuero
de pronto descubrí a mónica
extrañamente caminaba como una avispa huraña
entre la gente del mercado en el puerto del callao
me percaté que sus brazos eran ridículos
sus piernas adorablemente ridículas
y su rostro semejaba una bella tarde de hastío

cuando volví a encontrar a mónica en el mercado
descubrí además que su caminar era ayudado por el viento
y entre sus huesos solos
silbaba el silencio como quien se pasea en la azotea mas alta

cuando me volví a encontrar a mónica
ya había soñado con ella unos cuantos meses de invierno
y el recuerdo de su caminar crecía entre mi cabello cómplice
y su beso ausente

cuando me encontraba con mónica en mis sueños
ella solía recostarse en un oxidado alambre de púas
mientras buscaba una mano para despedirse de alguien
otras veces ella me miraba desde lejos
y me decía cosas en un extraño lenguaje que no lograba entender
y luego se marchaba silenciosa como un hilo se marchaba
tapándose la boca con un trapo que se tornaba rojo mientras

se alejaba
entre la madrugada fría cancelándome el sueño
mientras mi corazón nevaba

cuando me volví a encontrar con ella entre los brillantes delincuentes
la perdida gente del mercado y las legumbres y las frutas
descubrí además que en vano no transcurre el tiempo
que sus ojos se habían tornado más viejos
que su caminar sensual ya no dejaba huellas sobre el asfalto
sus senos flacos descompasadamente flameaban al viento
sus brazos maravillosos y ridículos caían como dos trapos

desde los hombros
y cuando miraba a la gente era como si se estuviera despidiendo

la última vez que vi a mónica ya no pude descubrir nada nuevo
simplemente que el horizonte blanco
había trazado una línea horizontal y eterna sobre sus ojos marrones
su pecho plano permanecía inmóvil entre el olor de las flores y la madera
y la gente le había lanzado de manera irreverente
un puñado de tierra sobre el corazón
sin respetar sus piernas ridículas y sus labios eternos

y ahora
que ya no encuentro mas a mónica en los mercados
y la noche se ha tornado un pedazo de sombra
que golpea sin cesar las ventanas y mis cuadernos
monica:
la invasora eterna de mis madrugadas se ha convertido

simplemente en esto
un recorte de periódico, una caminata sin sonido
un puñado de tierra y hierba que nunca me atreveré a lanzarle
sobre su pecho plano y su corazón
seco.
rv

7.- el verano del 95

no diré que es la casa donde yo también cierta vez viví
y que en sus rincones jugaba con duendes, caracoles y estrellas de mar

diré solo que es el sitio donde cada mañana o cada tarde
mi padre suele dormir su siesta después de tomar su café o sus medicinas

recuerdo que había días en que el despertaba desde su pecho
velludo y limpio,
y abría las mañanas de la casa de par en par
y su tatuaje del brazo izquierdo iluminaba el día como una rosa eterna
y caminaba inclinado hacia la perdida playa, de sus sueños y recuerdos
mientras que yo en mis escasos 13 años trepaba su silencio en mi bicicleta
y sentía su aliento antiguo sobre mi rostro sorprendido
y caía sobre mis ojos su mirada como dos carbones encendidos
y había tardes
en que fumando su pipa, me embarcaba con el en sus historias insólitas
él era el marino mágico que encendía las estrellas de mar
el remero interminable que paseaba en el mar en una cáscara de huevo
el contador de cuentos inacabables
el que escondió en su pecho un secreto que nunca logre descubrir
el amado de las mujeres y de los amigos
el descubridor de lo absurdo en los ojos de la gente
el pintor de crepúsculos
el mago
el silencio

y ahora,
observo las ventanas cerradas de esta casa donde cierta vez viví
y el pecho hundido de mi padre
y su mirada extraviada entre la incomprensión y el silencio
me pregunto
¿dónde está el marino mágico que encendía las estrellas con sus ojos?
¿donde ha quedado el fabricante de la risa y del vino?
y me rebelo a la respuesta que presiento
más que una casa, una tarde o una historia del océano,
es un sitio increíble
donde mi padre verano tras verano se está muriendo
entre medicinas, abrazos y palabras familiares que no entiende.
son las tres y treinta y la madrugada esta oscura
el ya no entiende de mi ternura.


-- 0 --

domingo, 25 de octubre de 2009

8.- antipoemas para este largo viaje al insomnio



I
mariposa negra en la boca de la noche
con sus alas hacia volar las horas altas arañando el cielo
sus brazos fueron ramas descosiéndose bajo la lluvia de junio
cuerpo opaco que subía al cielo como una columna de besos
ya no estuve en el momento de las campanas de bronce
me había marchado al llamado de los dioses de azufre
ya no estuve en el momento de besos de bronce
perdidos al viento
simplemente quedo al costado del camino
un galope de caballos
y una mueca que intentaba ser beso pero era silencio.

II
me gustaba pensar que yo era bueno y que la neblina
era el momento mas bello del día.
y en cualquier momento de la tarde sorprendía
su imagen mordiéndome y ladrándome
y la distancia se convertía en un hilo que se enredaba
en mi cuello
algo mágico doraba entonces mi mirada y
desde sus ojos
reconstruía besos que se esquivaban
huyendo entre la cintura de la neblina
nada se comparaba a su sonrisa
y su foto de carnet aun crecía como hierba silvestre
en mi billetera.

III
vienes en cada momento en la yema de mis dedos
goteando una mueca de desolación
parchando espejos rotos que descubren rostros
ajenos
bajo este silencio que cruje entre las palmeras
de Marcavelica
son las 8.35 de la noche y transita el auto en la carretera
hacia Sullana
charco de humo se vuelven mis ojos
te reconozco en todas las distancias como una piel
recién inventada
vuelves a renacer cada día en la yema de mis dedos
como el arroz o la tristeza.

IV
te reconozco oculta entre los arrozales
eres como una leyenda húmeda regada bajo el sol
en vano te trata de ocultar el calor y los zancudos
en vano tratas de huir de tu sombra y de mi profecía
dedos invisibles cuentan las horas que retengo
en mi maletín de viajero
reconóceme soy yo y la luna que se desliza entre mis labios
e intenta besarte

V
el viento gira y se destroza en mi frente como un esqueleto
de ceniza
me apoyo en la ventana y deslizo hacia abajo el vidrio
del auto
para que escapen un par de mosquitos que traen
muy malas intenciones
para que escapen un par de mosquitos y la melancolía
el auto muerde distancias
llena de kilómetros como loco furioso la maletera
Sullana es una ciudad caliente donde falta tu ternura
como puede faltarme la secreta oscuridad para perderme.

VI
solo para que los leas escribo estos poemas sobre desnudas
distancias sobre ausencias
entre mi sangre audaz donde recién descubrí laberintos
insospechados
presentía que vendrías y te estuve esperando
con una hormiga roja entre mis manos
que pretendió morderme mientras dormía el sueno
de los injustos
intento seguir tus huellas y me pierdo
viajar de polizón en un pliegue de tu corazón
y me caigo hasta el fondo del secreto
dedos invisibles cuelgan sus guantes en el horizonte azul
solo para que los leas mis poemas navegan
por el río Chira, mis poemas
o mi sangre que pretende mojarte la ausencia.

VII
después de garabatear este poema corro a buscarte
entre el follaje
esquivo un humo espeso y descubro congelada
la luna entre mis manos
he perdido todo contacto con las sombras
nadie recorre esta carretera que no sean mis ojos/tigre
son varias las veces que me he tropezado con tu recuerdo
soy el tiempo lejano e inacabado
eres la distancia que me falta
la muchacha blanca que guarda el cielo
en el fondo de su vagina

VIII
nada mas que una golondrina ciega vuela sin encontrarte
entre mis sueños
únicamente una golondrina colérica y mordida por el viento
besos encendidos tengo aun doblados en mi billetera
entre billetes inservibles y fotografías en el parque
dos brazos que caen desde la luna
y luego se encojen entre la corteza del corazón y tiritan.

IX
tenlo por seguro
el próximo verano ya no estaré cortando árboles
ni sueños
ya no estaré quitándole las horas a los relojes
el próximo verano ya no estaré recorriendo
las azoteas de la desdicha
intentando exorcismos, lagrimas de sirena,
ni anatemas
ya no estaré peinándole la cabellera al silencio
ni bebiendo despintados jugos
de granadilla
el próximo verano simplemente
estaré recorriendo tu cuerpo hasta el hartazgo
apaciguando tu corazón/brujo
y tu estarás muriendo en el sueño cuando alguien despierta
gimiendo mi nombre cada vez que huya la noche
y se esconda bajo tu cama como perro asustado.
rv.



9.- sagrada colera de la tarde

en esta constante espera, espero
reconocer mi rostro bocabajo en el espejo
espero el búho del insomnio
los eternos colores del desamparo
espero las paginas garabateadas del infortunio
espero los números secretos del desconcierto
la inconclusa pisada de la malanoche, espero
descifrar los jeroglíficos, la sagrada cólera
y el silencio cómplice que dibuja mi rostro
bajo la almohada
espero a la madrastra , su tos y sus uñas rotas
espero el hueso amputado de la carcajada
la lagrima, la huella, el borrón sin cuenta nueva
el parpado mordido por mi vida
la eterna cara disuelta en pesadilla
las letras góticas de su puño y letra
la eterna esquina del desencuentro y la melancolía
en esta constante espera espero el ojo mágico
del suicidio
asaltar la eternidad como jugando
y cabalgar mis huesos desnudos en la ceniza
rv.


10.- como saeta disparada contra la luna


Me dijiste esa tarde
“…esto se termina, good by my love,
hasta siempre… no te olvidare… gracias por todo..”
y una sombra se quebró en mi reloj
sorprendido entonces intente inventarte de nuevo
como una tentación pretendí seguirte
intente irme
de polizón entre tus cabellos
secuestrarte tu sexo
disimuladamente y guardarlo en mi album familiar
pero era en vano
tus ojos dorados ya miraban hacia el sur
del mediodía. Depues de unos segundos
de haberme disparado tu saeta justo en la mitad
del pecho [admiro tu destreza y serenidad]
te pusiste de pie con mucha elegancia cogiendo tu cartera
y tu celular
y abriste la puerta del apartamento con tu habitual cortesía
y tu caminar de nina engreida
te arreglaste el cabello coquetamente mientras tomabas el ascensor
dejando detrás de ti una pálida columna de olvido
un beso ingenuo tiritando en el pasillo y una mancha de sangre
que disimule cruzando los brazos sobre mi pecho
mientras distraidamente las palomas del parque picoteaban
los restos de mi corazon.
Hoy a los taitantos días de haberme disparado tu saeta
y haberse consumido enteramente el agua de la tetera
en la que fue mil veces, nuestra cocina
he logrado al fin ordenar mi ropa en el closet ,
envuelto en un periodico aquella camisa manchada para lanzarla
al basurero de la ciudad, junto a una cascara de sandia,
y de algunos recuerdos quebrados que ya no me hacian falta.
Aprovecho la oportunidad para agradecerte las llaves
[que gentilmente me devolviste]
el shampu que el ultimo lunes me dejaste,
la ropa que no me planchaste
y aquel beso ajado que disimuladamente escondiste
al fondo del maletin
con mis medias negras y mis calzoncillos de colores.

Aprovecho además para informarte [brevemente]
que tu nombre ya no esta en el directorio de mi celular
que ahora solamente,
una que otra cerveza burbujea de vez en cuando en mi cerebro
y alguien me espera con la luz encendida para que le llene el vaso
que renunciaste a beber
aquel sabado interminable.
rv


sábado, 17 de octubre de 2009

11.- a la viejita del puerto de Paita que me solia contar historias increibles


[a mi abuela Eufemia que un día se marcho
sin darme tiempo a decirle que nunca iba a
olvidar sus historias ni su silencio cómplice.]


Es sábado.
El viento del puerto del Callao golpea el pecho como queriendo preguntar por alguien.
Sin embargo no pronuncia nombre alguno solo golpea el pecho.
Hasta parece que el viento quisiera escribir un nombre con la uñas.
Viejita lenta y suave, antiguo habitante del puerto de Paita.
A esta hora solía sentarse en una silla en la sala mientras sus lentes redondos

resbalaban silenciosamente por su nariz.
De rato en rato se incorporaba, me preguntaba por la hora o la ultima llamada de teléfono

luego me entregaba esa sonrisa reposada detrás de su silencio.
Era el tiempo en que la pasta básica de coca no se encontraba aun en cada esquina
y los muchachos guardábamos la pelota de trapo, y los soldaditos de plomo como el tesoro
de la infancia.
Viejita lenta y sombra del puerto de Paita.
Ella estaba siempre puntual robándole uvas a la tarde.

Robándole uvas e historias a la tarde
Sin embargo, yo me percataba que su sonrisa se iba adelgazando al igual que su mirada,
que sus huesos crujían cuando caminaba apoyada en su ternura
y sus palabras frecuentemente se quebraban en un puñado de suspiros y saliva.
Conversaba poco por que se cansaba y su voz
que alguna vez rezó interminables padrenuestros, temblaba por el viento y los años.
Y es que un día mas o una hora, es algo inmenso para una anciana del siglo pasado.
Había tardes en que sentada en su antigua mecedora y a la puesta de algún sol del verano mientras miraba al techo del comedor como buscando rostros perdidos
me narraba de las historias que ocurrieron en su tiempo
noticias que llegaron al puerto de Paita acerca de la primera guerra mundial.
Los americanos le ganaban a todos, me decía, luego agregaba,
después hubo otra gran guerra, recuerdo que habían unos que le llamaban los aliados,
ellos eran los buenos pero los japoneses eran los mas malos de todos, eran muy malos,
malos y traicioneros, terminaba diciendo, mirando el techo
como pretendiendo identificar a alguien.
Hablaba de los caudillos Nicolás de Pierola y don J.J. Duránd,
ilustres personajes hundidos en su memoria.
Tenia ocho años -me decía- cuando entraron los pierolistas a la plaza de armas de Paita.
Yo venia con mi mamita del mercado, eran muchos hombres a caballo
tenían cintas del color de la bandera amarrados a sus sombreros blancos
y cruzados en su pecho su fusil -e intuyo que su asombro-.
Luego, todos ellos formaron un círculo en la plaza. De pronto el más blanco,
de barba rojiza y ojos negros como el asfalto, saco su rifle
las mujeres corrieron a sus casas, yo me le quede mirando.
Recuerdo que llevaba botas marrones y una botella de aguardiente colgada a su caballo. Luego el hombre levanto la vista al cielo y apunto con su rifle haciendo varios disparos.
Mi mamita me apretó la mano fuerte-fuerte
y de las canastas que traíamos se cayeron las lechugas.
Yo buscaba en vano en el cielo a quien le había disparado.
Llovía un poco esa mañana y el puerto olía a mar a niebla y a melancolía.
A los caballos les salía espuma blanca por sus bocas
las gentes aguaitaban detrás de sus ventanas.
De pronto, uno de los hombres que montaba un caballo pinto, se bajo de la montura,
subió corriendo al campanario de la iglesia y al rato sonaron fuerte las campanas.
En la plaza de armas uno de esos hombres, el mas moreno de todos,
saco de su alforja de cuero una bandera roja y blanca de la patria
y el de botas marrones y botella de aguardiente levantando el brazo izquierdo
hizo una extraña señal con la mano y todos esos hombres a caballo
comenzaron a cantar el himno nacional.
Sus voces sonaban roncas, eran hombres rudos con correa de balas en la cintura
ceño fruncido como enojados con el tiempo.
Las mujeres vestidas de blanco y negro con pañuelos en la cabeza
que habían venido caminando detrás de ellos también comenzaron a cantarlo
sus voces me hacia recordar a las gaviotas de la playa.
No se en que momento los marineros con sus uniformes blancos salieron de la capitanía
y cantaron también el himno nacional que por primera vez no se si de miedo o de asombro
me hizo temblar el corazón.
Mientras seguían cantando, mas gente salían de sus casas
se arremolinaban alrededor de la bandera y los perros ladraban a los caballos.
Luego los hombres bajaron de sus monturas y repartieron papeles entre la gente.
Las jóvenes les sonreían mostrando un simulado interés por los papeles.
Recuerdo que se quedaron viviendo en el pueblo como cuatro días
habían colocado una carpa en el centro de la plaza de armas
y dos hombres con sus fusiles amanecían parados en la puerta
yo con mi hermana a escondidas solíamos observarlos desde el techo
todo ese tiempo la gente se cuidaba de no salir de sus casas
Y de pronto una mañana habían desaparecido
Mi mamita me solía decir que se los había tragado la niebla de la madrugada
Y que ella siempre pensó que esos jinetes no eran de este mundo.
Reconozco que eran palabras de otro tiempo que no recogen aun los libros de historia
donde no importaban fechas ni domingos sino los personajes que salían de sus labios
y que se movían como imágenes del cine mudo.
A tu abuelo le cortaron la mano –me decía- un día de febrero
pero luego le cortaron más arriba hasta el codo por que le brazo le quemaba y le dolía. Tuvimos que viajar de Paita al puerto del Callao un viernes por la tarde
en un barquito de madera y duró seis días la travesía
desde entonces el Callao se convirtió en esa ciudad lejana
que le salvó la vida a don José del Carmen Rodríguez Bautista.
Recuerdo que su voz caía de sus labios como la ropa blanca de los cordeles.
Me hablaba de su viaje al puerto Pizarro –cerca del Ecuador-
en un pequeño barco llamado la Nicolasita y de aquel naufragio a las tres de la madrugada cerca de la playa de Talara.
De Tumbes a Lima -me decía- viaje en un pequeño vapor llamado el joven Ricardo.
Era de madera negra con una sirena en la proa y tres mástiles.
pertenecía al hermano de tu abuelo, de ahí su nombre “el joven Ricardo”.
Duro 23 días la travesía, vimos tiburones azules en el viaje
me parecía que nos estaban persiguiendo,
de pronto no los veíamos, pero sabíamos que estaban allí, esperando, un descuido,
que el barquito se rompiera entre las olas.
Recuerdo que antes de embarcarnos subieron a bordo algunas tortugas para alimentarnos
y tilo para curar la tos
-y me atrevo a pensar que también para curar la tristeza-.
Pero detrás de todas estas historias mojadas con suspiros y saliva,
los recuerdos ya le pesaban demasiado y ambos sabíamos con certeza
que el tiempo no respeta las medallas aunque estas relampagueen todavía
y tarde a tarde detrás de cada historia,
mi abuela se iba descamando entre la desesperación y mi impotencia.
Hasta que una noche de enero yo corrí para escuchar su última mirada,
para mirar su última palabra,
pero fue en vano, mi abuela se quedó quieta y sorprendida
con la historia congelada entre sus labios el silencio violando su esqueleto
y las lechugas regadas por el suelo.